Dormir con peluches no siempre es sinónimo de frivolidad e inmadurez como lo hacen ver constantemente, basándose en que dicho tipo de muñecos deben de estar almacenados en el armario para “poder crecer y avanzar hacia la vida adulta”. Sin embargo, jamás se debe juzgar a los demás por algo que consideramos políticamente incorrecto o no está acorde a nuestro modus vivencia.
Y lo decimos así, debido a la extrema ignorancia existente en torno a dormir con peluches. Acurrarse a ellos tras una larga jornada en el colegio es mucho más beneficioso de lo que puedas imaginar. La seguridad y relajación que un peluche puede dar a tus hijos puede llegar a unos límites realmente increíbles.
Hay muchos jóvenes en la pre adolescencia y adolescencia que siguen disfrutando de sus peluches favoritos. El único aspecto negativo que podemos detectar es cuando el niño tiene una relación obsesiva con el peluche, prefiriéndolo a él y rechazando sostener contacto con sus padres, amigos o seres queridos.
Los niños disfrutan al máximo de dormir con peluches, así que si tu hijo es de los que se mete en la cama con 1 o 20 peluches, alégrate porque a través del siguiente articulo vas a confirmar que compartir cama con su oso de peluche favorito es lo mejor que podrías hacer tras una larga jornada laboral de estrés.
¿Quieres saber más? ¡Adelante!
1.- Ayuda a liberar el estrés:
Al dormir abrazado con tu peluche, estarás enviando estímulos directos a los neurotransmisores del cerebro para brindarte una plácida sensación de tranquilidad. De esta forma, sentirás que todas esas cargas emocionales del día a día van disipándose hasta relajarte en sobremanera.
Gracias a su contacto físico, su olor, conseguirás alejar esa angustia tan terrible que te mantiene ansioso e impide que concilies el sueño adecuadamente.
2.- Brinda comodidad:
Casi siempre nos movemos en dirección al otro lado de la cama durante el sueño, estirándonos instintivamente como si fuésemos a buscar algo o alguien a quien abrazar para sentirnos completos. Quien no ha experimentado esto miente, debido a que es algo muy común en los seres humanos.
Cuando decides dormir con peluches, estarás dándole un adicional de comodidad a tus horas de sueño. Recostarse sobre las suaves cerdas de algodón y felpa es sumamente reconfortante, calentándote para que no pases frío de noche.
Sentirás que estás complementado y no tendrás que dar vueltas de un sitio a otro, hasta conseguir un espacio cómodo.
3.- Son una fantástica compañía:
Un peluche no se mueve, ni muchísimo menos “va al baño constantemente”. Algo bastante positivo a la hora de dormir, cuando lo menos que deseamos es estar con alguien ansioso que no hace más que molestar con sus insoportables actividades noctambulas.
Son también ideales para compartir en las siestas de los más pequeños.
4.- Transmiten paz:
Sea cual sea el animal que hijo tiene como peluche, este siempre conseguirá transmitirle paz a través de su apariencia tierna e inocente, la cual es un reflejo vivo de esa esencia innata que se encuentra en nuestro interior y que poco sacamos a relucir por temor a ser lastimados.
Crearás un ambiente íntimo lleno de ternura para tu hijo en donde podrá sentirse libre de ser quien es realmente.
5.- Aporta seguridad:
Al dormir con peluches, simulará la compañía de un ser querido porque al final es en lo que acaban convirtiéndose estos amigos felpudos inseparables, un amigo para toda la vida. Cuando tu hijo lo abrace, mejorará su fuerza interior y seguridad tras comprender que siempre tendrá a alguien que está con él en esas ocasiones que necesita llorar o expresar su alegría al mundo por haber alcanzado una meta.
Dormir con peluches no debe ser cuestionado en lo más mínimo por corrientes de atraso, las cuales están plagadas de complejos e ignorancia. Sí un niño o adulto quiere coger a su oso favorito para abrazarlo mientras descansa, debe considerarse como algo normal porque somos seres humanos y siempre estaremos en búsqueda de ese contacto físico con agentes externos.
El hecho de que seamos personas maduras con una vida hecha, no quiere decir que debamos renunciar a fuentes de afecto para sentirnos plenos hasta llenar esos vacíos emocionales existentes en nosotros.
Sí te gustó este post, compártelo en tus RRSS. Así podremos llevar esta información a quien más la necesita.